[Barcelona] 21 de junio: Jornades 50 años del FAGC
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De la Memoria de liberación a la lucha por los derechos y libertades !!
21 junio 17,00h Centre Cultural la Mercé, Girona Te esperamos !!
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Desde mayo de 2024, la Comisión Provincial de la Memoria ha registrado más de 800 denuncias de tortura contra personas trans y travestis en las cárceles de la provincia de Buenos Aires. El organismo destaca que existe un régimen de control diferenciado para las mujeres trans y otras personas del colectivo LGBTI+ que las expone a mayor violencia.
A las 4 de la mañana del pasado 14 de abril, un grupo de agentes entró de sorpresa en el Pabellón 9 de la Unidad Penitenciaria N°2 de Sierra Chica, en la provincia de Buenos Aires. Despertaron a las detenidas a los gritos, sacudiéndolas y arrastrándolas fuera de sus camas sin dar ninguna explicación. Eran más de 45 personas en ese pabellón, todas LGBTI+, la mayoría mujeres trans. Las sacaron al patio a empujones, con insultos. A los golpes.
Esa madrugada llovía y muchas estaban casi desnudas. Las hicieron correr hacia otro sector del penal. Mojadas y llenas de barro, las encerraron en “los buzones”. Así le llaman a las celdas de aislamiento, utilizadas como forma de castigo en esta cárcel. Les decomisaron sus celulares, para que no pudieran comunicarse con sus familiares, conocidos o abogados. La mayoría pasó allí más de tres días. Algunas, hasta más de 15.
Distintos informes de la Comisión Provincial por la Memoria —organismo público que investiga casos de tortura y violación de derechos humanos— describen a los “buzones” como el peor lugar del penal. Son espacios que suelen estar desprovistos de elementos básicos. Como un foco de luz artificial, por ejemplo, o una llave de agua potable.
Testimonios de quienes han pasado por “los buzones”, documentados por inspectores de la CPM, coinciden en resaltar al frío y al hambre como los dos grandes padecimientos en estos espacios. También relatan que, en este sector, el personal penitenciario ejerce violencia y humillación con más saña. A las personas trasladadas esa madrugada, además del aislamiento, se les privó de sus medicamentos.
Por todo esto, la CPM denuncia la situación ocurrida en el llamado “pabellón de la diversidad” de Sierra Chica como un hecho de torura. “La modalidad de la requisa y la violencia ejercida reflejan el carácter abusivo del operativo. Algo así nunca debió haber ocurrido”, señala Roberto Cipriano García, secretario del organismo. Pero lejos de tratarse de un un caso extraordinario, lo reportado da cuenta de una situación recurrente, cotidiana, que enfrentan las mujeres trans y otras personas LGBTI+ detenidas en varias cárceles de la provincia de Buenos Aires.
Más de 100 personas LGBTI+ violentadas
La CPM presentó de inmediato un hábeas corpus, un recurso legal urgente que exige la intervención de un juez para frenar posibles arbitrariedades. Gracias a esto, la jueza que tomó parte ordenó la atención médica de todas las personas agredidas, la entrega de sus medicamentos y la devolución de sus pertenencias.
La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) pidió que el caso se investigue con perspectiva de género. El organismo advierte que ha constatado la existencia de un régimen diferenciado, con mayores niveles de vigilancia y castigo, dirigido a mujeres trans y otras personas del colectivo LGBTI+.
A las personas LGBTI se las priva de tratamientos hormonales, antirretrovirales y se las castiga con aislamientos prolongados.
Aparte de la violencia física y psicológica denunciada, el solo hecho de que se aplicara un castigo colectivo ya evidencia la gravedad del abuso. Las autoridades penitenciarias, hasta ahora, ni siquiera han ofrecido una explicación formal que justifique el operativo.
Pero es una violencia que trasciende a este centro. Desde enero de 2024 hasta mayo de 2025, la CPM ha presentado un total de cuatro habeas corpus colectivos, por acciones que considera tortura, tratos crueles y/o degradantes en contra de personas LGBTI+.
Las medidas de protección se tomaron en favor de más de 120 personas, la mayoría mujeres trans, detenidas en tres cárceles de la provincia: además de la de Sierra Chica, en la Unidad Penal 32 de Florencio Varela y la Unidad Penal 44 de Batán, en Mar del Plata.
Estas denuncias revelan patrones de abuso similares. Otro de los hábeas corpus fue presentado en septiembre de 2024, para denunciar que en el penal de Florencio Varela más de 50 personas LGBTI+ eran sometidas a requisas vejatorias —inspecciones que implican el desnudo y la revisión de todo el cuerpo— y violencia física por parte del personal penitenciario.
Existe un régimen de control diferenciado para las mujeres trans y otras personas del colectivo LGBTI+ que las expone a mayor violencia.
La CPM también ha denunciado varias veces sobre requisas violentas y humillantes en la Unidad Penal 44 de Batán, en Mar del Plata. Algunos de estos actos podrían, incluso, constituir abuso sexual. El último habeas corpus colectivo fue presentado en febrero del año pasado, para exigir garantías en favor de un grupo de aproximadamente 12 mujeres trans. El organismo ha verificado que este tipo de requisa, la forma y la periodicidad, no se realizan a otras personas del centro penitenciario. Solo a las mujeres trans.
Más de 800 denuncias sobre tortura
Sin embargo, en estos tres centros penitenciarios y en varias alcaidías de la provincia, todas bajo la órbita del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), la denuncia más frecuente tiene que ver con las trabas para acceder a atención médica o recibir los medicamentos que necesitan.
La CPM entrevistó a 93 mujeres trans y travestis detenidas en unidades y alcaidías del SPB, entre enero de 2024 y mayo de 2025. En total, reportaron cerca de 800 denuncias que el organismo califica como tortura y tratos crueles. Más de la mitad de esos casos están vinculados con la falta total o parcial de atención médica.
“El problema del acceso a la salud de toda la población detenida es alarmante, pero para personas trans y travesti adquiere dimensiones más graves”, explica Juan Introzzi, director del Programa de Inspección a Lugares de Encierro de la CPM.
Esta vulneración es resultado, principalmente, de la patologización de sus identidades, la falta de reconocimiento de las mismas y la violencia que sufren de los profesionales de la salud cuando buscan atención y cuidados.
“No son hechos aislados, sino condiciones permanentes y repetidas que profundizan la vulnerabilidad de estas personas en el encierro”, agrega Introzzi. Según una encuesta realizada por la Comisión en 2022, 7 de cada 10 mujeres trans y travestis dijeron padecer algún tipo de enfermedad. La mitad tenía más de una afección diagnosticada. Y 5 de cada 10 entrevistadas vivían con VIH.
Padecen la cancelación sistemática de turnos médicos y la interrupción de tratamientos antirretrovirales. En casi todos los casos, se les niega o suspende el acceso a los procesos de hormonización.
En 2024, el 30% de la población trans en las prisiones de la provincia no estaba recibiendo su tratamiento hormonal, según un reporte que la Defensoría del Pueblo de Buenos Aires publicó este año. Y el 60% estaba recibiendo el tratamiento de manera irregular.
“Seguimos presentado acciones judiciales, denunciando penalmente estas condiciones. Pero, lamentablemente, este tipo de prácticas de torturas no cesan”, apunta Introzzi. “Incluso con sentencias favorables para las víctimas, el abuso continúa”.
Los traslados como forma de castigo
Además del aislamiento prolongado y las requisas vejatorias, la CPM tiene años denunciando cómo los traslados recurrentes entre unidades penitenciarias operan como otra forma de disciplinamiento. Ha verificado que esta medida se utiliza como castigo hacia quienes denuncian agresiones o exigen atención médica.
El caso de Lara, una mujer trans de 37 años, expone con crudeza el nivel de violencia. En un periodo de apenas cinco meses, entre junio y octubre de 2023, fue trasladada hasta seis veces. En cada traslado, era esposada y encerrada durante largas horas en la “latita” del camión, llegando a pasar hasta 48 horas dentro de él.
Y una vez en destino, el maltrato se reactivaba. En junio de 2023, a Lara la aislaron en una sección para varones de la Unidad Penitenciaria N°2 de Sierra Chica. Mientras estuvo en este lugar, no podía bañarse porque no había personal femenino disponible para llevarla desde su celda hasta el sector de duchas.
Desde 2017 —el primer año del que la CPM tiene registros— hasta 2023, se reportaron 48 muertes de mujeres trans en cárceles y alcaidías del SPB.
Pasó más de 50 días aislada en los “buzones” del sector para varones. En su celda no tenía acceso a agua potable. Le entregaban alimentos crudos. Como no tenía algún artefacto para cocinarlos, solo se alimentaba con fruta y pan.
Los inspectores de la CPM la volvieron a entrevistar el 1 y el 8 agosto de ese año. Entonces, ya tenía moretones y había bajado de peso. Contó que le había tocado dormir varios días en el piso y luego en un colchón mojado. Que los insultos y la humillación eran a toda hora. Y que las autoridades penitenciarias le habían prohibido hasta recibir las visitas de sus conocidos.
En dos de los centros en los que estuvo, tampoco le permitían tener elementos para depilarse. “Me hicieron recordar que era hombre. Hace años no me veía con barba”, dice su testimonio, reseñado en el último reporte anual de la CPM. Tenía ya meses que no accedía a su tratamiento de hormonización.
En ese tiempo, también comenzó a tener dolores en glúteos y caderas, zonas donde tiene implantes de silicona. La desesperación llegó a ser tal que, en algún momento, se declaró en huelga de hambre para denunciar lo que le hacían.
Recién a fines de 2023, fue alojada en el pabellón de diversidad de Batán, en Mar del Plata. “El cuerpo de Lara cargó con las consecuencias de la violencia transodiante de la sociedad y también de las torturas sistemáticas del Estado por medio del poder punitivo”, señala la CPM. “Su dolor es parte intrínseca del sistema penitenciario, que disciplina los cuerpos y las conductas por medio de la tortura”.
Mayor cantidad de suicidios
El peligro de muerte es latente. Sasha Barrionuevo, una mujer trans de 38 años, falleció el 20 de julio de 2022 tras semanas sin recibir atención médica en la Alcaidía 44 de la cárcel de Batán. Había perdido 30 kilos en poco tiempo y presentaba síntomas graves: vómitos, mareos y pérdida de visión.
La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) denunció que el Servicio Penitenciario Bonaerense desestimó sus síntomas. Se los inventaba, decían los agentes. Una orden judicial terminó exigiendo su traslado, pero ya era tarde: Sasha murió pocos días después en el hospital.
Desde 2017 —el primer año del que la CPM tiene registros— hasta 2023, se reportaron 48 muertes de mujeres trans en cárceles y alcaidías del SPB. El 66% estuvo relacionado con problemas de salud. Generalmente, dice el organismo, este tipo de fallecimientos son consecuencia de la falta de una atención adecuada.
Pero el daño no es solo físico. El 31% de las muertes de personas trans en este periodo fueron suicidios. Una proporción mucho más alta que entre varones (8,7%) y mujeres cis (9%).
La militancia como garante
“Las que están adentro cuentan con las que estamos afuera”, dice Victoria Disalvo, militante del Colectivo Autónomo de Trabajadorxs Sexuales (CATS). Hace más de tres años que el CATS acompaña a mujeres trans detenidas en la Alcaidía 44 de Batán, en Mar del Plata.
Las acompañan como pueden: hacen colectas para comprar artículos de limpieza, materiales de estudio, comida, medicamentos. Y también denuncian lo que pasa rejas adentro. En estos años, lograron visibilizar situaciones graves: videos donde se ve al personal penitenciario romper la medicación, casos urgentes de salud desatendidos, las precarias condiciones de las celdas.
“Se calmaron cuando vieron que había gente de afuera mirando. Se atreven a agredirlas porque las suponen solas”, dice Victoria. Este año, muchas personas empezaron a sumarse desde la Asamblea Antifascista. La red crece. Pero las violencias siguen.
Las requisas humillantes continúan. Hay miedo de denunciar porque el castigo es el traslado, remarca Victoria, algo que las alejaría de sus sistemas de apoyo. Y ninguna de las mujeres trans que está hoy en ese penal accede a su tratamiento hormonal. “Por eso, tenemos que estar más presentes que nunca. Esta gente espera a que baje la exposición para desplegar todo su odio”.
Al cierre de mayo pasado, había 114 mujeres trans detenidas en cárceles del Servicio Penitenciario Bonaerense. Según datos de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, más del 90% está acusada de infringir la ley 23.737 —delitos vinculados a la tenencia y tráfico de drogas—. Sin embargo, más del 60% aún no tiene condena. Es decir, ante la justicia, todavía siguen siendo inocentes.
https://www.pagina12.com.ar/834794-mas-de-100-mujeres-trans-sobreviven-a-practicas-de-tortura-e
Orel Morales, el primer policía trans de la CDMX que desafía los estigmas; «no somos moda», afirma
Orel, de 38 años, decidió asumir una nueva identidad como hombre transgénero en septiembre de 202
Orel Morales, primer PBI trans de la CDMX.
En una institución tradicionalmente asociada con estructuras rígidas y normas conservadoras, Orel Morales Goya se ha abierto paso como el primer Policía Bancario e Industrial (PBI) transgénero de la Ciudad de México.
Antes de ponerse el uniforme y realizar su transición, fue mensajero de un despacho jurídico; un trabajo mal pagado y que implicaba largas jornadas. Fue entonces que decidió darse de alta en la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la capital del país.
“Al principio entré por obligación de trabajo, pero con el tiempo le agarré amor a la profesión y ahora es una de las cosas que no cambiaría de mi vida”, cuenta el policía en entrevista para EL UNIVERSAL.
II JORNADAS Planificar medidas para la igualdad LGTBI en el empleo
Este viernes, Mar Cambrollé, presidenta de la Federación Plataforma Trans, estará participando en las II Jornadas «Planificar medidas para la igualdad LGTBI en el empleo» organizadas por UGT-Murcia yque se desarrollarán entre el 12 y el 14 de junio
Las asociaciones Lumagorri, Anitzak y Loratuz Lotu afean también que el Gobierno vasco no les haya consultado en la elaboración de la guía sanitaria sobre cómo atenderles
Por Elena Jiménez
Las asociaciones trans del País Vasco Lumagorri (Álava), Anitzak (Bizkaia) y Loratuz Lotu (Gipuzkoa) han presentado este viernes un informe -el primero que se realiza de este tipo, según han defendido- sobre la Unidad de Identidad de Género (UIG) de Osakidetza que, situada en el hospital vizcaíno de Cruces, atiende a los tres territorios vascos e, incluso, a pacientes llegados de comunidades vecinas como Navarra, Cantabria, La Rioja, Castilla León y Valencia.
Este sábado tienes una cita importante, la Mesa de Memoría Histórica del Distrito de Latina organiza un cinefórum de la película Te estoy amando locamente donde participará la activista Mar Cambrollé como fundadora y lider del MHAR.
¡No os lo perdáis!
27 de junio Plaza Nueva, Sevilla 19 horas
Las personas trans estamos viviendo un recrudecimiento de la campaña de odio emprendida hace años como reacción a nuestro avance en derechos. El recurso de inconstitucionalidad presentado por el PP contra la Ley Trans Estatal, la mutilación de la Ley Trans en la Comunidad Valenciana y Comunidad de Madrid, es un indicio claro de una intencionalidad de menoscabar derechos a la personas trans. Así, la internacional del odio nos ha situado en la diana de sus ataques a lo largo de todo el planeta.
Ahora las personas Trans necesitamos a toda la ciudadanía comprometida con la igualdad y a todas las personas LGTBIQA+, para plantar cara a un odio que no se detendrá en nosoTrans, después irán a por todas las demás.
Por eso salimos a las calles para decir que en los Derechos Trans, ni un paso atrás.
Acompáñanos en la Marcha Trans que tendrá lugar este 27 de junio, con salida a las 19h de Plaza Nueva, Sevilla
#FrenteAlOdioLevantaT #LevantaTContraLaTransfobia
02 Junio 2025
El Militante (el periódico de Izquierda Revolucionaria) ha entrevistado a Mar Cambrollé, presidenta de la Federación Plataforma Trans y activista histórica por los derechos LGTBI y la libertad sexual.
En esta conversación hablamos de los orígenes combativos del movimiento LGTBI en el Estado español bajo todavía la dictadura franquista, de cómo el avance de la extrema derecha es una amenaza muy real, del papel del PSOE y su transfobia, entre muchas otras cosas.
Un pequeño adelanto de todos los temas que abordaremos el viernes 4 de julio en el cinefórum de la película Te estoy amando locamente que celebraremos a las 18h en el Espacio Rosa Luxemburgo de Madrid.
El Militante -. El 28 de junio las calles de todo el Estado se llenarán en las manifestaciones del Orgullo crítico. Unas protestas cada año más masivas que reivindican los orígenes revolucionarios del movimiento LGTBI. ¿Cómo nace la lucha del colectivo LGTBI y de las personas trans en nuestro país?
Mar Cambrollé -. El inicio de las protestas y la organización LGTBI tiene mucho que ver con la represión del dictador Francisco Franco. En 1970 el régimen franquista aprueba la Ley sobre Peligrosidad y Rehabilitación Social, una ley que fue vendida como necesaria para “reeducar” todo aquello que consideraban que estaba mal, que era inmoral o que podía ser un delito. ¿Y cómo educaba la dictadura? Pues igual a los militantes de izquierdas o a los sindicalistas, metiéndonos en cárceles y centros de rehabilitación. Con esta legislación en la mano, las personas LGTBI y trans no teníamos derecho a existir.
Este salvajismo despertó la organización del colectivo LGTBI. Empezó en Catalunya, en un espacio que se llama el Movimiento Español de Liberación Homosexual (MELH); estamos hablando todo de colectivos clandestinos y semiclandestinos porque la brigada político social nos pisaba los talones. Esta asociación fue impulsada por hombres cis y gays. Ellos fueron quienes colocaron la estructura, porque las mujeres trans lo teníamos todo en contra para participar en política.
Nuestra mayor aportación fue nuestra valentía. Allí donde había una mujer trans, había una bandera de visibilidad, diversidad y libertad. Así fue también en muchos otros países que sufrieron dictaduras militares. Por eso nuestro despertar político tiene tanto que ver con la lucha contra las dictaduras y el autoritarismo.
En los años 80 ya nació la primera organización trans. Por entonces las mujeres trans se prostituían en el paseo de la Castellana de Madrid y eran brutalmente atacadas por las bandas fascistas. Los skinheads tenían la consigna de “a la caza del travelo” y casi todas las noches salían con cadenas y porras a golpear a las prostitutas transexuales. Y ahí nace, como una respuesta ante la persecución neonazi y la impasibilidad de la policía, en el 82/83, la primera organización trans en el estado español, que se llamaba Transexualia.
EM -. La represión bajo la dictadura franquista, pero también durante la Transición, fue sangrante y golpeó duramente a las personas trans.
MC .- Como os comentaba antes, las personas trans pagamos los peores tratos de esa dictadura. La inmensa mayoría éramos expulsadas de nuestros hogares, el mercado laboral lo teníamos cerrado a cal y canto –igual que ahora, que tras tanto tiempo de democracia la sombra del franquismo aun nos golpea-. No podíamos estudiar, ni tener acceso a la sanidad… A muchas solo nos quedaba la prostitución obligada y el mundo del espectáculo como medio para sobrevivir.
Pero esa represión no nos frenó. La primera manifestación LGTBI tuvo lugar en 1977 en Barcelona, donde salieron a las calles más de 5.000 personas aunque la Ley de Peligrosidad Social todavía estaba vigente. En un año proliferaron colectivos en diferentes territorios: en Galicia, en el País Vasco, en Madrid, en Murcia, en Catalunya, en Andalucía…
Es en esa época en la que fundé el Movimiento Homosexual de Acción Revolucionaria (MHAR) en Andalucía. El 26 y 27 de mayo de 1978 convoqué a todos los colectivos en Sevilla para organizar la primera acción unitaria: salir un mismo día en todas las zonas donde teníamos presencia con un mismo cartel y las mismas reivindicaciones: abolición de la ley de Peligrosidad y Rehabilitación social y amnistía sexual. Porque aun en las cárceles franquistas, a pesar de que Franco había muerto hacía tres años, todavía quedaban muchas personas gays y personas trans. Las mujeres lesbianas, por ejemplo, que también fueron muy reprimidas, no estaban entre barrotes, sino que fueron recluidas en esa institución fascista que era el Patronato de la Mujer, regentado por la Iglesia. Allí también había mujeres anarquistas, comunistas, mujeres solteras, mujeres que no comulgaban con el rol que la dictadura y la Iglesia había asignado a las mujeres.
EM -. En la película Te estoy amando locamente se ve con claridad todos estos acontecimientos que nos cuentas. Tú fuiste protagonista directa. ¿Cómo lo viviste?
MC -. Mis primeros pasos políticos fueron desde el activismo social, la lucha de barrio y la antifranquista. La pobreza y un régimen totalitario me hicieron tomar una gran conciencia de clase, y mi identidad me convirtió en una mujer feminista.
Yo siempre fui una mujer inquieta, y llegó a mis manos una revista contestataria de la época, en la que Armand de Fluvià, el padre del movimiento LGTBI en Catalunya, hacía un análisis marxista sobre la libertad sexual. Al leerlo, fue como si se encendiera una luz en mi cabeza.
Desde la inocencia, llamé a la dirección de la revista para ver si podía hablar con Armand para que me ayudara a crear un movimiento igual en Andalucía. Evidentemente, me dijeron que no podían ponerme en contacto con él. Yo les dejé mi teléfono y sin vergüenza dije: dígale que ha llamado un maricón de Sevilla. En ese momento, ni siquiera existía un nombre para definir a las personas trans. Aunque yo desde pequeña ya expresaba mi identidad, el mensaje que se me decía era que yo no era una niña, sino un maricón. Y pensé: pues si soy un maricón, seré un maricón revolucionario.
A los cuatro días Armand me llamó, preparé un viaje a Barcelona, que es lo que se ve en la película, estuve cinco días con él. Y cuando volví a mi ciudad trabajé dentro del ambiente gay de Sevilla para ir captando militantes para el MHAR. La mayoría eran militantes de CCOO, simpatizantes del PCE…
Yo misma me asombro de ver todo lo que hicimos. Hoy, con la Ley Mordaza y con la persecución del Régimen del 78 a la juventud combativa, se pretende retrotraernos a esa época. Pero ni ahora lo conseguirán, ni antes lo consiguieron. Nosotras en el 78 tiramos una pancarta de 50m desde la Giralda pidiendo la libertad sexual, dimos mítines y organizamos protestas ilegales. Pero así nos ganamos los derechos.
Recuerdo ese mitin porque lo celebramos en un salón de CCOO. Cuándo íbamos de camino, le dije a mi amiga Teresa que si no podíamos haber conseguido un salón más pequeño, si total, “para cuatro maricones que vamos a ir…”.
Pues no fuimos cuatro, no. A las 11.15h de la mañana la sala estaba repleta. Yo me vine arriba, y dije que todo ese movimiento no podía quedarse entre cuatro paredes. Que nosotros no éramos los peligrosos, que el peligro es el capital y un sistema que tiene a la juventud en paro, los barrios sin colegios ni ambulatorios. Esas 600 personas luego nos fuimos de manifestación, desde la Plaza del Triunfo al Palacio de Justicia.
En seis meses, el 26 de diciembre de 1978, conseguimos excluir de la Ley de Peligrosidad social la homosexualidad. Fue gracias a la presión que ejercimos. Pero en el Código Penal se seguía hablando de escándalo público, por lo que mucha policía y jueces fascistas lo utilizaban para apalizarnos y seguir multándonos.
EM -. Toda esta experiencia histórica es muy valiosa para enfrentar la ola reaccionaria que vivimos en todo el mundo. Trump, Milei, Abascal… hacen de la transfobia una de sus banderas. ¿Por qué crees que la extrema derecha viene a por el colectivo trans?
MC -. Somos su chivo expiatorio. La Internacional del odio ataca a las personas trans primero para, después, recortar derechos a todos: al conjunto del colectivo LGTBI, a las mujeres, a los migrantes, a las trabajadoras y trabajadores…
El colectivo trans somos un colectivo muy vulnerable y fácil de golpear. Un colectivo que, sufrido una criminalización y estigmatización por parte de todos los Estados, una herramienta muy vieja para deshumanizarnos y justificar nuestra opresión. Son métodos que los sistemas totalitarios y quienes los defienden, conocen muy bien.
EM -. La aprobación de la ley Trans en el Congreso, fruto de una incesante lucha del movimiento trans combativo, dio un duro golpe a PP y Vox, pero también al aparato del PSOE, enquistado en posiciones transfobas que nada tienen que ver con el feminismo ni con la izquierda. Ahora el Tribunal Constitucional abre la puerta a la derogación de esta legislación con el silencio del Gobierno PSOE-Sumar. ¿Qué opinión te merece?
Para mí ha sido muy doloroso, después de todo lo que hemos sufrido y batallado, ver como se nos ha puesto en la diana de nuevo en España. Un argumentario malvado que ha sido defendido por las mujeres más rancias del PSOE. No ha sido solo Carmen Calvo, ha sido toda la política defendida por este partido. ¿Cómo en un partido supuestamente de izquierdas (ya sabemos que no) se puede decir que “las personas trans somos un peligro para 47 millones de españoles”? A mí se me heló la sangre, fue como recuperar ese “peligro social” del que hablaba el dictador.
Todas estas mujeres, que están muy cómodas en sus butacas, nos dicen que las personas trans hemos venido a romper el feminismo. Las únicas que rompen el feminismo son ellas. Son las sicarias del patriarcado y se mueven en el mismo marco ideológico que la extrema derecha.
Por eso la ley Trans tuvo tanta importancia. Porque la lucha incesante de las personas trans, las más nadie de los nadie, torcimos el brazo al aparato del PSOE. Y como no es de su agrado, han seguido maniobrando y difundiendo bulos. Los machirulos de derechas, la judicatura patriarcal y fascista, los medios de comunicación y las transfobas, todas unidas en su odio.
Por eso, que ahora el Constitucional quiera tumbar la ley, no nos sorprende. Porque el Gobierno tampoco hará nada para defenderla. El Gobierno PSOE-Sumar ha nombrado a Carmen Calvo como presidenta del Consejo de Estado, a Isabel García directora del Instituto de las Mujeres…
Luego nos dirán que viene la extrema derecha y azuzarán con el miedo. Pero la extrema derecha y el miedo ya están aquí.
EM -. Tú siempre te has reivindicado no solo como una activista trans, sino como una mujer de clase trabajadora comprometida con la lucha contra todas las injusticias sociales. ¿Por qué crees no podemos separar la lucha de las personas trans, del colectivo LGTBI, del feminismo… de la lucha contra el capitalismo?
MC -. Mi lucha no se puede separar de las demás. Cuando decimos “patriarcado y capital alianza criminal”, es que no se pueden separar. Yo soy una mujer feminista, soy de izquierdas, soy trabajadora, soy antirracista, antifascista… Creo que todas las luchas tienen que confluir hacia golpear al capitalismo. Porque defender a las personas trans es defender a la clase trabajadora. Todas las oprimidas, juntas, tenemos que golpear a este sistema capitalista, a este sistema opresivo que se nutre de nuestra fuerza de trabajo y que nos quiere esclavas para acumular más riqueza.
El colectivo trans es una esperanza para todas las luchas, porque demuestra que es posible transformar la sociedad. Porque, poco a poco y paso a paso, hemos ido cambiando una sociedad que no logró cambiarnos a nosotras.
Úne-T al #EspacioTrans, un lugar seguro, de encuentro y cuidado entre personas trans.
En el #EspacioTrans, espacio seguro entre iguales, ponemos en valor nuestros logros a través de diferentes actividades
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Vivimos tiempos peligrosos en los que la manipulación de la información se ha convertido en un arma política poderosa. No hace falta inventar noticias para intoxicar el debate público: basta con disfrazar prejuicios de pensamiento crítico. Esto es precisamente lo que hace el artículo Medicalización de las personas trans: el gran negocio farmacéutico disfrazado de progreso , publicado el 2 de junio de 2025. Este texto es un ejemplo claro de cómo el discurso transfóbico puede infiltrarse bajo la apariencia de una crítica anticapitalista, deslegitimando los derechos del colectivo trans.
El artículo mezcla datos ciertos –como los beneficios económicos de la industria farmacéutica– con interpretaciones tóxicas: se afirma que las personas trans son manipuladas por las farmacéuticas, que existe un “lobby trans” aliado con el capitalismo global, y que las leyes que garantizan el acceso a los tratamientos médicos sólo favorecen intereses empresariales. Esta narrativa criminaliza a las personas trans, las deshumaniza y las convierte en peones de una conspiración que no existe.
Esta manipulación no sólo se produce desde los sectores ultraconservadores. Medios que se presentan como progresistas o de izquierdas también caen (o colaboran conscientemente) en la difusión de estas ideas. Columnistas con espacios fijos en eldiario.es , El País , CTXT o The Guardian han difundido o blanqueado discursos TERF (Trans Exclusionary Radical Feminists), a menudo en nombre de un feminismo malentendido que niega la existencia y los derechos de las mujeres trans.
Estas autoras —como Lidia Falcón, JK Rowling, o figuras cercanas a sectores de un feminismo institucional— afirman que reconocer las identidades trans pone en peligro a las mujeres cisgénero, creando una falsa dicotomía entre derechos trans y derechos feministas. Esta estrategia ha sido muy útil para la derecha política y mediática, que ha encontrado aliadas inesperadas en feministas blancas, burguesas y con tribunas habituales en los grandes diarios.
Una de las figuras más representativas de esta deriva es Carmen Calvo , ex vicepresidenta del Gobierno español y dirigente destacada del PSOE. Desde su cargo y desde tribunas mediáticas, Calvo ha contribuido a frenar la Ley Trans estatal y ha utilizado un discurso abiertamente transfóbico, presentando la identidad de género como una «fantasía ideológica» y defendiendo que «las mujeres trans no son mujeres». Estas afirmaciones, lejos de ser aisladas, reflejan una estrategia institucional clara para deslegitimar las reivindicaciones del colectivo trans bajo una supuesta defensa del feminismo.
Lo grave es que estas posiciones han tenido un impacto directo en la redacción, el retraso y el debilitamiento de la Ley Trans estatal, dejando a muchas personas trans en una situación de inseguridad jurídica e institucional. Es una muestra clara de cómo la transfobia puede tener rostro de mujer, de izquierdas e incluso de feminista, y cómo el poder utiliza discursos progresistas para contener transformaciones reales.
Cuando la mentira se repite con apariencia de opinión o de debate legítimo, se convierte en una herramienta de manipulación. Lo que se cuestiona, en realidad, no son las farmacéuticas, sino el derecho mismo de las personas trans a existir, a ser escuchadas ya recibir atención médica. Esto genera una sociedad más polarizada, más ignorante y cruel con las minorías.
Es urgente y necesario que los medios que se llaman progresistas hagan una profunda revisión de su papel. Blanquear discursos transfóbicos para «dar voz a todas las opiniones» no es periodismo: es irresponsabilidad. Y el resultado no es neutral: tiene consecuencias en la salud, el bienestar e incluso la vida de muchas personas trans , especialmente las más jóvenes.
La crítica a la industria farmacéutica es lícita. Pero ésta no puede servir para cuestionar las demandas de un colectivo que, históricamente, ha sido excluido de toda protección institucional . El derecho a la salud, a la identidad, a vivir sin miedo y sin humillación, no puede ser materia de opinión ni de debate. Es una cuestión de justicia y derechos humanos.
No nos engañemos: la transfobia no siempre grita ni insulta. A veces se expresa con un tono calmado, con datos sesgados y un aire de objetividad. Pero sigue siendo transfobia.
Por una sociedad informada, crítica y comprometida con los derechos humanos, desenmascaramos las mentiras que visten de análisis lo que es, al final, odio organizado.
Este artículo es claramente transfóbico, aunque disfrazado de crítica anticapitalista o aparentemente «crítica al sistema sanitario y farmacéutico». Te explico por qué con claridad:
❌ 1. Deshumaniza a las personas trans
El texto trata a las personas trans como un mercado y no como seres humanos con derechos a una atención sanitaria digna. Habla de la «medicalización» como si fuera una imposición externa, cuando la mayoría de personas trans eligen libremente acceder a tratamientos hormonales y/o cirugías para mejorar su salud física y mental.
❌ 2. Repite discursos conspiranoicos y de la extrema derecha
Hablar del lobby trans y relacionarlo con “las élites” y “la gran industria farmacéutica” es un relato directamente extraído de discursos TERF y del alt-right. Este lenguaje intenta asociar el activismo trans con una agenda secreta, poderosa y peligrosa. Esto criminaliza y demoniza el movimiento trans.
❌ 3. Infantiliza las decisiones trans y cuestiona su autonomía
Cuestionar la legitimidad de los tratamientos hormonales y especialmente en menores, poniendo énfasis en riesgos médicos y supuestos efectos secundarios, sirve para sembrar la duda sobre las decisiones médicas informadas que toman las personas trans con sus médicos. Y esto es paternalista y transfóbico.
❌ 4. Mezcla información cierta con manipulación para desacreditar
Es cierto que las farmacéuticas buscan beneficios. Pero esto ocurre con todo el sistema sanitario, no sólo con la salud trans. El problema es utilizar esta crítica para negar o estigmatizar el acceso a la salud de las personas trans.
❌ 5. Equipara políticas públicas con supuestas conspiraciones
Habla de leyes trans como “facilitadoras de negocios”, invisibilizando que son reivindicaciones históricas del colectivo para tener derecho a existir con dignidad. Esta crítica deslegitima luchas sociales reales y pone en entredicho el derecho a la identidad.
✅ Lo que sí se puede discutir, pero sin transfobia:
Se puede y debe criticarse la mercantilización de la salud o el papel de las farmacéuticas, pero sin utilizarlo para atacar la salud trans. La clave es defender la salud trans dentro de un sistema público, gratuito y respetuoso, no cuestionar la existencia misma de los cuidados médicos para personas trans.
📢 CONCLUSIÓN:
Este artículo no es una crítica legítima a la industria farmacéutica, sino una estrategia disfrazada de progresismo para atacar indirectamente el derecho a la identidad ya la salud de las personas trans. Es un texto transfóbico que contribuye a la desinformación, el odio y la deslegitimación del movimiento trans.
La mentida com a eina de manipulació: quan la transfòbia es disfressa de crítica social
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